Fin de semana - Relato

Todo comenzó un día de vacaciones en una playa solitaria en la Riviera Maya. Era un día hermoso, soleado, y decidí caminar. El lugar en verdad era maravilloso, caminé por un largo rato y me detuve debajo de una palmera a descansar, de repente vi venir a un tipo de verdad hermoso también. Estaba de vacaciones por el lugar, se me acercó y platicamos por un momento, se veía de verdad muy lindo traía una tanga que dejaba al descubierto sus hermosas piernas y un rico trasero, al mirarlo, sentí una excitación total que intenté ocultar pero no pude. Me dijo que camináramos más adelante de la playa, me fui con él y nos instalamos debajo de unas palmeras, platicamos un rato, yo lo observaba detenidamente.

El lugar estaba desierto, nos propusimos meternos a la playa sin ropa, cuando nos quedamos desnudos, no pude ocultar ya mi excitación y el también tenia un buen trozo de carne que estaba a mil. Me gustó y no paraba de mirarlo, nos reímos y sin más nos metimos a nadar, fue una experiencia de verdad maravillosa. Ya en el agua, nos acariciamos, nos besamos y seguimos con un rico cachondeo que me tenia muy excitado, le acaricie su rico miembro que media unos diecinueve centímetros, el mío tampoco está nada mal, mide 17cm. Me dijo que le gustaba y sin más, nos fuimos hacia la arena, en la orilla de la playa, acaricié su rico miembro introduciéndomelo por completo en mí boca. Sentí cómo se retorcía de placer, después empecé a lamer todo su cuerpo, él estaba feliz ,disfrutando al máximo el momento.
El se puso de perrito y le acaricié con la lengua su rico ano, que me encantó, lo tenia delicioso, velludo, hermoso. Salimos y nos recostamos en un pareo y él también me acarició, me hizo sexo oral y deben imaginar cómo con el sol, la playa… todo estaba puesto para una experiencia maravillosa. Nos dimos un rico masaje, con la situación yo ya estaba al máximo y sin más, ya con el lubricante de mi rica pinga, se acomodó mi miembro y sentí cómo, lentamente, se la iba introduciendo en su ano. Sentía sus movimientos lentos al cabalgar encima de mí, lo tomé de las caderas para sentir como subía y bajaba, ya teniéndolo ensartado, se volteó y se puso de perrito con todo mi trozo adentro. Seguí embistiéndolo a mil, él gemía de placer deseando que ese momento no acabara, lo hicimos de diferentes formas, hasta que ya no pude más y sentí cómo me corría dentro de ese rico trasero. Lo disfrutamos tanto, que al terminar nos quedamos recostados por unos momentos, uno encima del otro, abrazados. Posteriormente, decidimos darnos un baño en la playa, acariciándonos, besándonos… Era de verdad excitante sentir su cuerpo cerca al mío, sentir su lengua recorriendo mi cuerpo mojado con sabor a agua de mar. Nos pusimos otra vez a mil, lo recosté en el pareo nuevamente y me introduje en la boca su rico trozo, me decía que le encantaba, que siguiera así, que no me detuviera… Le pasaba la lengua por el ano, y él con las piernas hacia arriba, abriéndose al máximo, me tenia al descubierto ese hermoso ano que yo estaba devorando por completo.
Puse lubricante en su culo y así, con las piernas hacia arriba por encima de mis hombros, lo penetré nuevamente. Sentir cómo gemía de placer, retorciéndose a más no poder, me excitaba más y más. Me detuve un instante para permitirle ponerse de pie y apoyarse en la palmera con una pierna hacia arriba y parando su rico trasero. Me acomodé tomándolo de las caderas e introduciendo nuevamente mi miembro en su ano que me pedía a gritos bombearlo, cosa que hice metiendo y sacando frenéticamente mi pinga hasta llenarlo de semen… Descansamos un largo rato recostados en la arena y luego caminamos de regreso, exhaustos, después de tremendos momentos vividos. De verdad fue algo especial, una experiencia jamás vivida con un chico, el sólo recordarlo me hace excitar. Y de más está decirlo, espero que se repita.

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